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jueves, noviembre 06, 2014

ARTE, ODIO Y LA EXPOSICIÓN DE BERNINI


Las intrigas palaciegas, los odios y las envidias siempre han formado parte de la historia no sólo del arte, sino también de la humanidad. La película Amadeus estaba narrada por el gran enemigo y contrario de Mozart, si bien esa relación entre Mozart y Salieri estaba un poco exagerada en la película.

Mucho más cierta es la rivalidad y el odio que se tenían Góngora y Quevedo, un odio irracional entre dos de los más grandes poetas de su tiempo (no olvidemos que comparten tiempo con Lope y con Calderón) que llevaron al extremo sus diferencias artísticas y personales, llegando ambas a mezclarse y a dejarnos en los textos evidencias de las mismas.

Se presenta estos días en el Prado una exposición sobre Bernini y dicen los periódicos que esto ha sacado a la luz una nueva controversia artística, una enemistad entre dos entidades gigantescas: el propio Museo del Prado y Patrimonio Nacional.

Patrimonio no ha querido ceder dos bronces del artista italiano a la exposición que el Museo inaugura estos días dejando así a la exposición de 38 piezas un poco huérfana. Y es que parece que allí donde hay artistas y arte hay odios y enfrentamientos y choques. El arte conlleva en ocasiones una forma de ver la vida, y esa varía según el éxito, la corriente artística o la institución a la que se pertenezca.

No deja de ser curioso que sea la figura de Bernini, que tanta polémica levantó en su época con enfrentamientos con el Rey de Francia, o con el Vaticano, la que ahora siga levantando ampollas. Un artista tan extraordinario como su capacidad para sembrar odios y afectos por donde pasaba, y que, según parece, hace buena esa frase que tanto se dice sin sentido y que aquí sí lo tiene, no deja a nadie indiferente.

Una exposción sin embargo, que sigue teniendo interés y sentido, mostrando una pequeña parte de la creación de este pintor, escultor y arquitecto italiano que sigue tan vigente como el odio, algo que nunca se acaba.



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