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lunes, mayo 12, 2014

Y SI NO QUEDA SATISFECHO, PUEDE DEVOLVERLO

Cuando compramos una camiseta que después no nos gusta, que vista en casa comprobamos que no es de nuestro estilo, o del color que pensábamos, o de nuestra talla, o que simplemente no nos gusta como nos queda, tenemos la opción de cambiarla, de dejarla nuevamente en la tienda y olvidar que la compramos.

Con los productos culturales eso es mucho más difícil, comprar un libro, un cómic, una película o cualquier otro producto por el estilo no suele llevar aparejada la devolución. Pienso en muchos y muchos libros, películas o cómics que hubiera devuelto, pero que ya había estado leyendo y que por eso no devolví.

Desde novelas de Premios Nobel, hasta una de aventuras juveniles, descambiar un libro es complicado. Y no por el proceso de cambio (en las grandes cadenas es muy sencillo) sino porque ya has leído una parte del libro, ya lo has disfrutado y por lo tanto ya has consumido parte de lo pagado. Además, está la propia idiosincrasia del producto que hace que no sea un producto cambiable.

Mucho más complejo es el hecho en un concierto o en una obra de teatro, incluso en una película. En muchas muchas ocasiones pensaríamos en devolver la entrada y pedir la devolución del dinero, pero parece que eso no se puede hacer, que no es factible legalmente, y que tampoco lo es socialmente.

Evidentemente, los productos culturales no son iguales que otros, de ahí que sea más difícil devolverlos, pero no estaría de más de vez en cuando una queja, en forma de devolución o de otra manera, hacerlo.


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