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lunes, agosto 05, 2013

LA INJUSTICIA DE LAS ANTOLOGÍAS

Seleccionar de entre una obra es siempre complicado, por la simple razón de que vas a dejar algo fuera, bueno o malo y eso que dejas fuera puede ser definitorio de esa obra, ya sea por bueno, ya sea por malo. Si separas lo distinto, mutilas una parte de la obra del autor. Si separas lo que se parece, dejas de mostrar la variedad con la que se trata un tema. Hacer una antología siempre es injusto.

Nadie se plantea hacer una antología de un novelista. Se publican sus obras. Se elige una obra, es cierto y se silencian otras, pero no se publican las obras mutiladas, las obras acortadas. Se publican novelas completas, enteras, respetando la obra en su longitud e identidad. Con la poesía, sin embargo, y cada vez con mayor frecuencia, se publican selecciones que dejan el conocimiento del poeta en lo mínimo. Es cada vez más difícil ver como las editoriales publican libros enteros, no ya obras completas, sino libros representativos del autor. Se prefiere una antología, con poemas seleccionados, que de un vistazo de su obra, pero que no es su obra.

Hablamos aquí en otras ocasiones de la necesidad de publicar y de poner a disposición del público lector de obras completas de los poetas. Comprobar las distintas variaciones en temas, en expresión, la continuidad o la evolución de las palabras de un poeta. Blas de Otero, por ejemplo, evolucionando de la poesía de corte existencialista va concentrándose en un poesía de corte social, pero sin abandonar sus raíces y aportando una preocupación creciente por la palabra. Pero no hay obras completas suyas.

Se publican antologías de León Felipe, Leopoldo Panero, Luis Rosales, José Antonio Muñoz Rojas, Antonio Gamoneda, Ángel González. Antologías de poetas variados. Y siempre son injustas. Siempre se olvida algo. Siempre se muestra algo que puede ser residual. Las antologías pueden ser mentirosas. Dan idea de una obra. Pero no dan conciencia de lo que una obra es en realidad. No muestra los poemas que acompañan. No muestran como se desenvuelven los temas. Y sobre el antologador cae la responsabilidad. Saben que están siendo injustos. Y saben que cederán a su gusto. Pero es su trabajo. Lo cuidan, y pese a ello, será un trabajo sesgado.

De ahí la necesidad de las obras completas. Pero siguen sin llegar.

(En eterno agradecimiento, aunque tardío reconocimiento a José Paulino Ayuso)


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