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sábado, marzo 10, 2012

UNO

A Miguel le gusta correr. Hace unos años se levantaba en vacaciones a las ocho de la mañana para aprovechar la temperatura aún no demasiado alta. Le gusta hacer series, pequeñas aceleraciones que ponen su corazón más rápido todavía. Siente un pequeño dolor a la altura del pecho. Ese dolor le encanta. Esos segundos que puede aguantarlo y subir aún más la velocidad le proporcionan placer y la sensación de que puede ganar a su cuerpo. Se repite: “cuando no puedas más sigue corriendo. Y si no puedes más, sigue corriendo”. Ahora corre por las tardes, aunque tiene un pequeño dolor en la rodilla. Corre para olvidar el dolor. Ha comprado unas zapatillas nuevas y al estrenarlas el dolor del pecho y el de la rodilla se agudizan. Miguel sonríe. Le gusta correr.  









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