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sábado, agosto 13, 2011

Y ELLA

Pero ¿y ella? ¿qué era de ella? ¿dónde estaba ella? Tenía no sólo que encontrarla, también tenía que saber cosas de ella. Ahora todas las que sabía de antes no valían. O valían poco. Si le gustaban las patatas fritas sólo por la tarde. Si prefería tumbarse en la alfombra a tumbarse en el sofá. Si dormía sólo si antes había rezado las oraciones que repetía de niña. Eso ya no valía. Eso ya daba lo mismo. Tenía que acercarme otra vez a ella. Tenía que encontrarla. Volver a espiarla. Volver a saberla como la supe un día. Y todo sin que ella supiera.



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