Publicidad

martes, abril 27, 2010

PATOS II

Al salir a la calle los patos seguían allí.

Así que hicimos lo que cualquiera hubiera hecho en ese caso, entramos otra vez en el bar. Pedimos más birras y muchos cacahuetes, que no nos comimos. Una parte se los tiramos al camarero borracho, que estaba muy gracioso intentando comérselos, y otra parte se las tiramos a los patos. Ellos bailaban cada vez que les echábamos un cacahuete, así que se pasaron ocho rondas bailando.

Luego nos fuimos del bar y los patos vinieron con nosotros. Parecíamos la mamá pato, con sus patitos detrás. Se supone que no podían entrar en casa, porque no nos admiten animales, a parte de la gafapasta que viene de vez en cuando. Pero dijimos que no eran animales de compañía que eran comida. Y prometimos invitar a todos cuando cocináramos los patos a la naranja. De hecho el vecino del quinto nos dio una bolsa de naranjas para cuando llegara el momento.

Pero lo que hicimos fue hacerles un huequecito y con un par de mantas viejas y un par de camisetas de la gafapasta, construirles un nido.

Era tan bonito verlos dormir.


Qué bonitos los patitos

No hay comentarios: