Publicidad

lunes, septiembre 21, 2009

MADRUGANDO

Como buena persona que soy, siempre desconfío de los que madrugan. ¿A dónde van tan pronto? ¿Qué es tan importante que no puede esperar a las 11 o las 12 de la mañana? ¿O a la tarde? Siempre me ha parecido que esa gente sale furtivamente de su casa, muy rápido, muy deprisa, como si acabaran de cometer un asesinato o si llegaran tarde a un aquelarre.
Esto viene a que ahora tengo que madrugar. No me gusta nada. Porque como además soy muy lento tengo que levantarme muy temprano para llegar a cualquier parte a la hora convenida. Pero es lo que es, hay lo que hay.
Felipe viene conmigo pero a él le cuesta menos, siempre ha sido un madrugador, e incluso cuando trasnochamos mucho él se levanta a las 10 o las 11. Lo importante es por qué madrugamos. Lo hacemos por una buena causa.
Estamos trabajando en la fábrica de cerveza. Hemos decidido que ya es hora de devolverles algo de todo lo que nos han dado a nosotros. Así que allí estamos todo el día, entre maltas, centenos, y otras cosas que al final hacen ese maravilloso zumo de cebada.
No sé si resistiré mucho rato el estar allí, porque tanto madrugar acabará conmigo, pero el resultado merece la pena. Nos pagan. Y además podemos llevarnos, puestas o en envase todas las cervezas que queramos.

Nuestro lugar de trabajo

1 comentario:

enrique garcía dijo...

Pregúntale al encargado si hay algún puesto libre... ¿de catador?