Publicidad

martes, agosto 18, 2009

MARTA NOS HACE LLORAR

Hace algo así como un año, cuando quedaba muy poco y en ese muy poco todos sabíamos lo que iba a pasar, todos sabíamos que Marta iba a morder a sus rivales, iba a poder con el ácido láctico y las pulsaciones, iba a poder contra el peso de la raza y la talla, iba a poder como siempre puede, como podía cuando corría, blanca, blanca, los 3.000 y los 5.000 contra toda África, cuando veíamos en nuestra cara y en nuestra boca las mismas expresiones de siempre, es una crack, qué huevos tiene, es la mejor, Marta Domínguez se cayó. Tropezó con una valla, en uno de esos obstáculos de los 3.000 obstáculos, que te destrozan las rodillas, que te rompen las articulaciones, los tendones, los músculos, que te empapan los ojos y las zapatillas y la ropa toda y donde todo te salpica, las rivales, la ría donde no sabes dónde vas a caer, donde puedes acabar chafado. Tropezó con la valla y nos hizo llorar.
Ayer, la misma prueba, algunas protagonistas iguales, Marta corría como siempre, la cinta rosa de su tía en la cabeza, la cabeza alta, siempre en cabeza, saltando la ría, los obstáculos. Las rusas, tan altas y elegantes, tan de mentira por lo guapas y rubias y de ojos azules que son, y las africanas, pequeñas y constantes como hormiguitas que se te cuelan al final por cualquier lado y que te ganan sin sudar, sin esforzarse, corrían a su lado. Y corrían con miedo. Todas conocen a Marta. Saben que no pueden llegar al final con ella. Y al cruzar la última valla contuvimos el aliento (a veces la historia es terca y quiere repetirse) y vimos a Marta pasar y al pisar el suelo ya era la campeona, ya era la mejor del mundo, ya había ganado. La rusa, a dos centímetros, lo sabía, Marta lo sabía, nosotros, la piel de gallina, levantados del sillón, saltando, gritando, lo sabíamos. Marta nos hizo llorar otra vez.

Ya era la campeona

No hay comentarios: