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lunes, junio 29, 2009

BEBER, BEBER, BEBER ES UN GRAN PLACER

Entre nosotros, Felipe es un tragabirras. Bebe como si fueran a prohibirlo. Como si no costara. Los fines de semana se embolinga de lo lindo. Y los no fines de semana, casi también. Cerveza. Bourbon. Whisky. Ron. Tequila. Lo que sea. Le da igual. Él bebe, bebe y bebe.
A consecuencia de ello hay días que está hecho un asco. Que no parece una persona. Se toma media caja de espidifen para poder trabajar medio normal, pero ni así llega a su nivel normal de inteligencia (que dicho sea ahora tampoco es muy alto).
Le afecta también en sus relaciones personales. Borracho está enamorado de una mujer. Cuando está sobrio reniega de ella. Mantiene con ella una relación alcohólica más que amorosa o sexual. ¿Te gusto? Dame otra birra y verás si me gustas o no.
Por supuesto que le afecta también a su imaginación. Borracho es un hombre absolutamente genial. Hablador. Razonador. Enunció un día, casi sin darse cuenta y de manera original (es decir sin copiarla, enunciada originalmente desde su cabeza) la teoría de la relatividad.
Yo le pregunto al día siguiente a ver qué recuerda y qué no. Temo que deje de recordar, que el alcohol afecte a su memoria a corto plazo. Y a la memoria a largo plazo. Pero él siempre me dice lo mismo y yo, la verdad, le creo: “La bebida no afecta a mi memoria, si lo hiciera habría olvidado lo buena que está”

...el agua para las ranas y para los patos que nadan bien.

1 comentario:

Castorin dijo...

El noble arte de beber.
Sólo un borracho comprende a otro borracho...