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viernes, abril 24, 2009

ERA

Era más feliz cuando era infeliz. No tenía preocupaciones ni problemas. No tenía a nadie a quién agradar, nadie con quién quedar bien, nadie a quién conservar, nadie que pudiera enfadarse conmigo.
No tenía secretos, ni obsesiones. Vivía solo. Infeliz. Necesitado. No te tenía, es evidente. No tenía tu risa o tu sonrisa. No la hacía llegar yo. No tenía nada. Costumbres mías y pequeñas que cumplía con orden y exactitud, como un colegial haciendo sus deberes. Era más feliz, aunque entonces no lo supiera. No tenía miedo. Miedo a perderte. A haberte perdido ya.
Tenía el deseo de tenerte. No a ti. A cualquiera. Pero fuiste tú. El deseo puede más que tú. Lo sabes. Te ha pasado también. Te vuelve tarumba. Yo le paso a todas la lengua de los ojos. El deseo. Nada más. A ti te pasaba la lengua de verdad. Y tú me pasabas la tuya.
Era más feliz cuando era infeliz. No te habías ido aún. No había tenido que ir a buscarte. No habías dejado de quererme. Ni siquiera habías llegado a quererme. Ni había pensado en que alguien algún día podría quererme. No tenía dirección, ni razones. Hacía lo que podía. Lo que quería tal vez.
No tenía el miedo a verte desnuda. A tenerte desnuda en mi cama. Luego lo tuve. Y lo sigo teniendo. Aún ahora que conozco tu cuerpo. Que lo he recorrido. Que tú conoces el mío y lo has hecho tuyo. No tenía tampoco el miedo a tener que entretenerte todo el rato. A tenerte contenta y feliz. A ser interesante todo el rato. Interesante, atractivo, bueno, feroz, como tú querías que fuera.
Pero me hiciste feliz. Y perdí todo lo que tenía. Te gané a ti. Pero perdí lo demás. Mis rutinas. Mi vida. Mis cosas pequeñas y propias y repetidas y sólo mías. Te metiste en todo. Sacaste mi vida al aire. Y creo que se la ha llevado la corriente. Que me has arrastrado y sacudido y ahora el viento se me lleva.
Y así me hiciste el más infeliz. Porque no teniendo nada no tenía nada que perder. Y luego te tuve a ti y el miedo a perderte. Y ahora tengo menos que nada. Porque te has ido y, joder, te has ido, y te lo has llevado todo. Y antes no había nada pero ahora hay huecos de cosas que trajiste contigo, huecos que me molestan porque están vacíos, de sí mismos y de ti.
Era más feliz cuando era infeliz. Mientras estuviste aquí, mira, no sé si quiera si estuviste aquí.
Puesta de sol en los trigales, felicidad que fue, en los trigales

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