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domingo, febrero 15, 2009

SE TRASPASA

La materia ni se crea ni se destruye sólo se transforma.
Lo mismo sucedía con el pelo. A medida que a uno le iba cayendo a otros les iba creciendo. No necesariamente en la cabeza. Pero el pelo es ahora una cosa variable, siempre está cayendo, siendo cortado, depilado, amputado o dejado crecer y crecer. Nunca se sabe con el pelo, ni con la bolsa.
Sobre todo sucede lo mismo con los kilos. A medida que unos iban cogiendo los kilos iban otros adelgazando.
José Luis y Rubén eran esos vasos comunicantes. Los kilos que Rubén perdía parecía que iban directos a la barriga de José Luis. Así hasta que llegó el momento en que ambos pesaban lo mismo. Ya no perdería uno ni ganaría el otro. La balanza se había equilibrado.
Aunque en algunos casos los kilos parecían venir de ninguna parte, siempre había alguien de quien procedían. No se podía saber quién. Pero a veces se intuía. La cuarentona que se iba poniendo estupenda a base de pilates y clases de GAP, mientras que a su marido le crecía la barriga y la papada a base de patatas fritas y cerveza. Así llegó un momento en que ella estaba delgadísima y casada con otro y él sólo y gordo como un tonel de amontillado.
Los pechos revividos de algunas chicas procedían de los kilos perdidos en masturbaciones de algunos chicos, que no, no pensaban en ellas precisamente.
Las barrigas cerveceras, los culos gordos, las papadas, todo tenía un reverso tenebroso o luminoso, chocolatinas abdominales, piercings en el ombligo, culos respingones, caras flacas de cuello marfileño, nada se iba a la nada, todo acababa en algún sitio.
Los kilos ni se pierden ni ganan, solamente se traspasan.

El gordo y el flaco, vasos comunicantes

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